viernes, 3 de febrero de 2012

LLEGAMOS A SER SUS HIJOS.

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Juan 1: 12.

La filiación divina no es algo que obtenemos por nosotros mismos. Sólo a los que reciben a Cristo como su Salvador se les da la facultad de llegar a ser hijos e hijas de Dios.

El pecador no puede librarse del pecado por ningún poder inherente. Para el logro de este resultado, debe buscar un poder superior. Juan exclamó: (foto. Hijos de Dios).

"He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo". Sólo Cristo tiene poder de limpiar el corazón. El que busque perdón y aceptación sólo puede decir: "Nada traigo en mi mano; sólo me aferro a la cruz". (foto. El que viene a mi no le hecho afuera).

Pero la promesa de la filiación se brinda a todos aquellos que "creen en su nombre". Todo el que venga a Jesús con fe, recibirá perdón.-RH 3-9-1903.

La religión de Cristo transforma el corazón. Convierte a un hombre mundano en espiritual. Bajo su influencia el egoísta se convierte en abnegado, porque tal es el carácter de Cristo. El deshonesto y tortuoso se convierte en recto, y llega a ser una segunda naturaleza para él hacer a los demás lo que le agradaría que le hicieran.

El profano pasa de la impureza a la pureza. Adopta hábitos correctos, porque el Evangelio de Cristo ha llegado a ser para él un sabor de vida para vida.-SW 7-2-1905.
Cuando un alma recibe a Cristo, recibe poder para vivir la vida de Cristo.-PVGM 298. 15 (foto. El manto que Cristo pone al hombre, es el manto de la justicia de Cristo).
G.W.

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