La ley judaica permitía darle al hijo rebelde 40 azotes. La figura de “cien azotes” que se menciona en el texto de hoy apenas es una referencia a la inutilidad de cualquier intento de instruir al insensato.
En hebreo existen por lo menos tres palabras para referirse al necio, kesyi, que significa estúpido, torpe, insensible; ewz)l, que se refiere al depravado moral y nabal, el testarudo, obstinado, como un animal que no cede, inflexible. Evidentemente, el insensato es una mezcla de todas esas características. Fi texto de hoy se refiere a la insensibilidad de algunas personas. Gente dominada por una obstinación que asusta en el modo de vivir, aun sabiendo que las cosas no funcionan de ese modo.
William E. Henley, en su famoso poema “Invictus”, dice: “Yo soy dueño de mi destino, el capitán de mi alma”. ¿Hasta qué punto eso es verdad? Satanás dijo a Eva en el jardín: “Seréis como Dios”. Y la humanidad de nuestros días parece creer en él. Es asombrosa la cantidad de publicaciones que hablan de la “fuerza interior”, la “energía propia”, y el “aura personal”. Jesús contradice todo eso, al afirmar: “Sin mí, nada podéis hacer”.*
El texto de hoy muestra el peligro que envuelve la autosuficiencia y la falta de respeto a las instrucciones divinas. Llega el momento en que la criatura se endurece. Ni cien azotes son capaces de hacer que vuelva de su mal camino.
El filósofo Curtis acostumbraba a decir: “un caballo es gobernado hasta por la punta del látigo”. El cuadro que el versículo de hoy presenta es de seres humanos que en su rebeldía se volvieron peor que los animales. San Pablo se refiere de la siguiente manera a ese tipo de personas: “envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras [...] de hombres corruptos de entendimiento, privados de la verdad”.**
Presta atención a los consejos divinos. Haz de este día un día de obediencia. Prueba la fórmula divina para el éxito. Nadie que lo hizo quedó chasqueado.
Ante ti hay un nuevo día, lleno de desafíos. Enfréntalos en nombre de Dios, sabiendo que “la reprensión aprovecha al entendido, más que cien azotes al necio”.
*CF Juan 15.5 **1 Tim. 6:4,5
Pr. Alejandro Bullón
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