He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habeís oído de la paciencia de Job, y habeís visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo. Sant. 5:11.
A menudo la mente del pueblo -y hasta de los siervos de Dios- es ofuscada por la opiniones humanas, las tradiciones y las falsas enseñanzas de los hombres, de suete que no alcanza a comprender más que parcialmente las grandes cosos que Dios revelo en su Palabra. Así les pasó a los discipulos de Cristo, cuando el mismo Señor estaba con ellos en persona.
Su espíritu estaba dominado por la creencia popular de que el Mesías sería un príncipe terrenal, que exaltaria a Israel a la altura de un imperio universal, y no pudieron comprender el significado de sus palabras cuando les anunció sus padecimientos y su muerte...
Desde su más tierna edad la esperanza de su corazón se había cifrado en la gloria de un futuro imperio terrenal, y eso les cegaba la inteligencia...
Lo que experimentaron los discípulos que predicaron el "evangelio del reino" cuando vino Cristo por primera vez tuvo su contraparte en lo que experimentaron los que proclmaron el mensaje de su segundo advenimiento...
Como los primeros discípulos, Guillermo Miller y sus colaboradores no comprendieron ellos mismos enteramente el alcance del mensaje que proclamaban. Los errores que existían desde hacía largo tiempo en la iglesia les impidieron interpretar correctamente un punto importante de la profecía. Por eso, si bien proclamaron el mensaje que Dios les había confiado para que lo diesen al mundo, sufrieron un desengaño debido a un falso concepto de su significado.
A estos creyentes les pasó lo que a los primeros discípulos: Los que en la hora de la prueba parecieran oscuro a su inteligencia, les fue aclarado después. Cuando vieron el "fin que vino el Señor", supieron que a pesar de la prueba que resultó de sus errores, los propósitos del amor divino para con ellos no habían dejado de seguir cumpliéndose.
Merced a tan bendita experiencia llegaron a saber que el "Señor es muy misericordioso y compasivo; que todos sus caminos " son misericordiosos y compasivos; que todos sus caminos " son misericordia y verdad, para los que guardan su pacto y sus testimonios".
E. G.de White.
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