LA PRUEBA DE ABRAHAM

“Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición” Gén. 12:2.

Cuando Dios promete algo a sus hijos, siempre cumple su promesa, no tenemos que cuestionar su palabra, eso sería falta de fe. 

Abraham tenía que dejar su familia y su hogar. Las preguntas se acumulaban en su mente, no tenía hijos y además no era joven. 

Tenían que atravesar una tierra hostil, llena de peligros. Estas y otras ideas fluían en su mente. 

Pero Abraham era un hombre de oración, íntegro para con su Dios, en medio de la idolatría. 

Hoy nosotros estamos en un mundo idolátrico,y el mismo llamado que Dios hizo a Abraham , se nos hace a cada cristiano hoy día. Pero que: ¿opinaban sus sirvientes,capataces y sus esposas? 

En aquellos tiempo la lealtad a su señor era firme, fuese a donde fuese sus siervos le seguirán. 

Hay otra pregunta que Abraham se hacía: ¿Cómo podría construirse un país o una nación, con siervos y pastores? ¿Cómo entendió Abram la palabra “grande”? 

Esta fue una prueba de fe para Abrahán. Al lugar donde iba no tenía una posesión que reclamar como suya. 

El Señor en nuestro caminar por la vida, también se nos da pruebas, para ver cual es nuestra fe en nuestro Dios. 

Abraham tenía tantas dudas como la podemos tener nosotros. Pero depositó en su Dios toda la fe que tenía. 

El gran dilema que se le planteaba, es que no tenía descendencia. 

Tan solo el ojo de la fe, puesto en las promesas que Dios le dio, podía penetrar el futuro y contemplar cosas que el ojo natural no podía ver. 

Creo con sinceridad, que todo cristiano que guarde la ley de Dios como lo hizo Abraham, llevará su doctrina y testifican de su Dios como lo hizo Abraham. 

Dios le dijo: Te bendeciré. Esta promesa está a nuestra disposición si sus hijos llevan la palabra a otras naciones, pueblos, ciudades o barrios. 

Pablo incluye claramente la justificación por la fe entre las bendiciones que reposaron sobre Abraham (Gal. 3:8). 

Dios quiere que cada uno de su pueblo y de nosotros, manifieste obediencia a sus requerimientos de su santa ley. 

Se nos ha dado instrucciones de ir a la Canaán celestial, pero tenemos que pasar por ciudades y pueblos. 

Tenemos que dejar tal testimonio que Dios sea glorificado y no nosotros, como lo hizo Abraham. Ahora es el momento de experimentar lo que experimento por la fe Abraham.

MARANATA.

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