EL ÁNGEL DEL SEÑOR.

El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende. Sal. 34:7.

Era una noche oscura. Más oscura todavía en la cueva de Adulam donde David estaba escondido temblando de miedo, perseguido por Saúl. 

El salmista huía al sur, y llegó a la tierra de los filisteos, donde fue capturado. Llevado ante Aquis, rey de Gath, fingió estar loco. 

“Se fingió loco entre ellos dice el relato, y escribía en las portadas de las puertas, y dejaba correr la saliva por su barba.

Aquis tuvo compasión y lo mandó soltar. David entonces anduvo errante por el desierto hasta llegar a la cueva de Adulam, donde se escondió durante varios meses y donde escribió el Salmo 34. 

En el presente el camino para librarse del miedo que invade la vida cuando llegan dificultades aparentemente insolubles.

El salmista trata hoy de hacerte ver a ti, con los ojos de la fe, lo que tus ojos físicos no pueden ver. Dicen él: “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende”. 

Tú nunca estás solo cuando la tormenta llega, pues él estará contigo. Debían de ser antes de la salida del sol, era un día frío de invierno, cuando David llega a un refugio. 

David comprendió el ministerio de los ángeles, ese mundo visible y el invisible, el ministerio de los ángeles de Dios y la influencia para ayudar a los hijos de Dios. 

La presencia constante de los ángeles guardianes es una de las seguridades más consoladoras del Cristiano.  

Cierto día mi esposa estaba en el centro de la ciudad de Zaragoza, cuando intentó cruzar la calle, una manos misteriosa la agarro y la hecho para atrás, en ese momento pasó un coche a toda velocidad delante de ella. 

Dios le salvó la vida, el ángel estaba allí para cuidarla. 26 Mi esposa dio gracias a Dios por salvarle la vida. 

Cuántas veces Dios te ha salvado de situaciones que tú no podrías salir. 

El salmista nos invita a otros a que no acepten así como así su palabra, sino que la pongamos a prueba por nosotros mismos. 

La prueba  más convincente de la religión se encuentra en la experiencia personal.  

Sin una experiencia cristiana personal,  la religión de Cristo resulta sólo una teoría y, como tal, no puede salvar. 

“El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende”. 1 Sam. 21:13

MARANATA.

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