LA MALICIA DEL CORAZÓN

Cada uno se fue a su casa y Jesús se fue al monte de los Olivos Juan 1:53; 8:1

La oración es parte vital de las victorias del cristiano. 

Después de un largo día de labor y confrontación, los líderes religiosos y Jesús partieron a lugares diferentes a pasar la noche. 

Lo que ocurrió en esa noche es de mucha importancia, siendo que afectó la historia del hombre para siempre.

Jesús se encaminó al monte de los Olivos, su lugar predilecto para orar y meditar. Los líderes, en cambio, fueron a sus casas. 

Las actividades del día siguiente nos dan una indicación de que no se fueron simplemente a dormir, sino se reunieron esa noche para trazar un plan para sorprender a Jesús a la mañana siguiente. 

El plan era hacerle preguntas en las cuales esperaban que no escaparan  a sus preguntas. 

La malicia de su corazón no les permitió recapacitar y reconocer que Jesús era el Mesías esperado y que ellos tenían la oportunidad de aceptar la salvación que él les vino a ofrecer. 

Más bien, como dice la Palabra de Dios, dedicaron el tiempo para maquinar maldad sobre sus camas, “Ay de los que en sus camas piensan iniquidad y maquinan el mal, 

y cuando llega la mañana lo ejecutan, porque tienen en su mano el poder!” (Miq. 2:1). 

Vinieron con todas sus armas, con una mujer con quien muchos de ellos también habían pecado. 

Parecía que la trampa tendida a Jesús no tenía escapatoria. Pero Jesús,  había pasado toda la noche en oración y meditando. 

Tales momentos de oración siempre le fortalecía  y le daban más vigor para seguir haciendo la obra que estaba haciendo.

¿Cuanto tiempo permitimos que nuestra mente divague en pensamientos que no edifican?

Bien se ha dicho que “la mente desocupada es taller de Satanás. 

La forma como pasamos nuestro tiempo libre o los momentos de asueto servirá o bien para fortalecernos espiritualmente,

 o será causa de mayor debilidad cuando llegue el momento de crisis. 

Jesús se dedicó a orar, dejándonos con ello un ejemplo incomparable.

Las palabras que dirigió a sus discípulos con ocasión de su última noche en el huerto, orar para que no caigáis en tentación todavía tienen valor para nuestros tiempos: 

“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Mat. 26:41). 

Usemos nuestro tiempo para para elevar una oración cuando caminamos por la ciudad o por el campo, 

pidiendo fortaleza para resistir el mal y triunfar en el bien para gloria de su nombre. Bebamos del agua de la vida en Cristo Jesús. (Juan.7:38-39)

MARANATA

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