

Pronto apareció la gran nube blanca. Parecióme mucho más hermosa que antes. En ella iba sentado el Hijo del hombre. Al principio no distinguimos a Jesús en la nube; pero al acercarse más a la tierra, pudimos contemplar su bellísima figura. . .
La voz del Hijo de Dios despertó a los santos dormidos y los levantó revestidos de gloriosa inmortalidad. Los santos vivientes fueron transformados en un instante y arreb

El carro tenía alas a uno y otro lado, y debajo, ruedas. Cuando el carro ascendía, las ruedas exclamaban: "¡Santo!" y las alas, al batir, gritaban: "¡Santo!" y la comitiva de santos ángeles que rodeaba la nube excla

Juntos entramos en la nube y durante siete días fuimos ascendiendo al mar de vidrio, donde Jesús sacó coronas y nos las ciñó con su propia mano. Nos dio también arpas de oro y palmas de victoria. En el mar de vidrio, los 144.000 formaban un cuadro perfecto. (foto Sin bolo de los ciento cuarenta y cuatro mil)
Algunas coronas eran muy brillantes y estaban cuajadas de estrellas, mientras que otras tenían muy pocas; y sin embargo, todos estaban perfectamente satisfechos con su corona. Iban v

Jesús levantó su brazo potente y glorioso y, posándolo en la perlina
Una voz más armoniosa que música alguna que hayan escuchado los oídos mortales, se oirá decir: "Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo". (foto. El viaje atraves del espacio a la Nueva Jerusalen).
G.W.
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