Lo verán los oprimidos y se gozarán. Buscad a Dios, y vivirá vuestro corazón. Sal. 69:32.
Tenéis el privilegio de estar gozosos en el Señor y de regocijaros en el conocimiento de su gracia sustentadora. Que su amor se posesione de la mente y el corazón. Cuidad de no fatigaros en exceso, de no agobiaros por la iniquidad, de no estar deprimidos.
Da un testimonio elevador. Apartad vuestros ojos de lo que es oscuro y de lo produce desánimo, y contemplar a Jesús, nuestro gran dirigente, bajo cuya supervisión vigilante la causa de la verdad presente, a la cual estamos dando nuestras vidas y todo lo que somos, está destinadas a un triunfo glorioso. . .
Dejad que se vea Jesús mora en el corazón, que sustenta, fortalece y reconforta. Tenéis el privilegio de recibir cada día una abundante medida de su Espíritu Santo, y de tener una visión más amplia de la importancia y el alcance del mensaje que estamos proclamando al mundo,
El Señor está dispuesto a revelaros cosas maravillosas de su ley. Esperad delante de él con humildad de corazón. Orad fervorosamente pidiendo una compresión de los tiempos en que vivimos, solicitando una concepción más plena de sus propósitos y rogando por un mayor eficacia en la tarea de salvar a las almas. . .
Este no es un tiempo para dedicarlo a las cosas frívolas o a las satisfacciones egoístas. Si los tiempos en que vivimos no logran impresionar de veras nuestras mentes, pregunto: ¿qué otra cosa podría realizar un impacto en nuestra mente?. . .
Ahora se necesitan hombres de claro entendimiento. Dios pide que los que están dispuestos a dejarse dirigir por el Espíritu Santo señalen el camino hacia una obra de reforma cabal. . . Cada alma debería encontrase ahora en una posición donde manifieste una consagración a Dios más profunda y verdadera que en los años pasados. . .
He quedado profundamente impresionada por cierta escenas que contemplé durante la noche. Parecía efectuarse un gran movimiento, una obra de reavivamiento, en muchos lugares. . . Nuestro pueblo se alistaba y respondía al llamamiento de Dios. . . ¿No escucharemos su voz? ¿No apretaremos nuestra lámparas y obraremos como hombres que esperan la venida del Señor?
El tiempo en que vivimos exige que se haga brillar la luz y que se pongan las manos a la obra. Maranata.
G. W.
SECCIÓN CCXIV (214). DANIEL Y LOS DOS IMPERIOS.
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*SECCIÓN CCXIV (214). DANIEL Y LOS DOS IMPERIOS*
*CONTINUACIÓN DE LA SECCIÓN CCXIII (213)*
*Daniel 8:14. /C*
*Unas de los aspecto de debe de dejar clar...
Hace 20 horas
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