
Ninguna cosa puede proporcionarnos verdadero bien sin las bendición de Dios. Lo que Dios bendice, está bendito. Por lo tanto "mejor es lo poco del justo, que las riquezas de muchos pecadores" (Sal. 37:16).
Poco con la bendición de Dios, resulta más eficiente y se extenderá más. La gracia de Dios hará que un poco vaya hasta una gran distancia. Cuando nos consagramos a los asuntos del reino de Dios, él tendrá en cuenta nuestros asuntos.
El Señor nos ha concedido preciosas bendiciones en las sencillas flores de los campos, en la fragancia tan grata para nuestros sentidos. El ha dotado a cada flor de hermosura, porque es el gran Artista maestro. El que ha creado las hermosas cosas de la naturaleza, realizará cosas aun mayores por el alma. Dios es amante de lo bello y él adornará nuestros caracteres con sus propias ricas gracias. El quiere que nuestras palabras sean tan fragantes como las flores del campo. El nos ha dado bendiciones en la provisión diaria para nuestra necesidad física. El pan que comemos tiene sobre sí la imagen y la inscripción de la cruz.
Son realmente bendecidos únicamente aquellos cuya principal preocupación consiste en asegurar las bendiciones que
Toda liberación, toda bendición que Dios ha concedido a su pueblo en el pasado, debieran mantenerse frescas en la memoria, como una segura promesa de futuras bendiciones más ricas y abundantes que él otorgará.
No hay límites a las bendiciones que es nuestro privilegio recibir.
E. G. W.
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