Servid a Jehová con alegría; venid ante su presencia con regocijo. Salmos 100:2.
Brasilia, viernes de noche. Estábamos llegando al final de un campamento que había reunido a 20.000 jóvenes en el Distrito Federal. Había mucha tristeza en los corazones, no sólo porque estábamos terminando una semana maravillosa, sino también porque el día anterior una niña había sido atropellada mientras regresábamos de la marcha pro temperancia.
Ese viernes de noche decidí hacer un llamado para el bautismo. Karen, una joven evangélica que había venido esa semana para filmar con el equipo de Three Angels Broadcasting Network, decidió unirse a la Iglesia Adventista porque entendió la verdad del sábado.
Después, vino el llamado; una a una las personas pasaron al frente, aceptando a Jesús y expresando su deseo de ser bautizadas y unirse a la iglesia de Dios en la Tierra. Yo oraba en silencio mientras Sonete cantaba y Dios usaba el mensaje cantado para llegar a algunos rincones del corazón a los cuales la palabra hablada no había llegado. Aparentemente, nadie más respondería al llamado esa noche, pero yo sentía dentro de mí que todavía había mucha gente que estaba sufriendo sin poder levantarse. Entonces, hice algo que raras veces hago. Invité a Costa Junior para que dirigiera un canto congregacional. Veinte mil voces se unieron para cantar "Jesús, tú eres mi vida". Fue entonces cuando sucedió el milagro: ¡Casi quinientas personas más vinieron al frente! Esa noche había una mezcla de alegría y tristeza. La gente cantaba como pocas veces la vi cantar. Los corazones eran tocados y las personas se dejaban llevar por el Espíritu de Dios respondiendo al llamado.
"Venid ante su presencia con regocijo", dice el versículo de esta mañana. En el canto espiritual hay un poder extraordinario que necesitamos descubrir y utilizar. A lo largo de mi ministerio, el canto de alabanza a Dios ha desempeñado un papel relevante, y he descubierto en mi propia vida que conservar siempre un cántico en el corazón es una de las mejores maneras que existe de mantener la comunión con Jesús.
A veces, en la vida, pasarás por momentos de dificultad y prueba y sólo sentirás ganas de llorar. En esos momentos canta, dirige tus "lamentaciones" hacia el canto. Verás que las dificultades no se irán, continuarán en el mismo lugar, pero tu actitud mental cambiará, el miedo desaparecerá, brillará la esperanza y la confianza en Jesús, y tendrás la seguridad de que no estás solo. Naturalmente, enfrentar las tentaciones en compañía de Jesús es diferente. Haz de este día un día de cántico espiritual. "Canta en la iglesia, en casa, con tu familia, mientras conduces hacia el trabajo; canta, canta, canta", es lo que Costa Junior acostumbra decir a las multitudes a las que hace cantar en los estadios y gimnasios deportivos. Este es, sin duda alguna, un consejo nacido del versículo de hoy.
Pr. Alejandro Bullón
Brasilia, viernes de noche. Estábamos llegando al final de un campamento que había reunido a 20.000 jóvenes en el Distrito Federal. Había mucha tristeza en los corazones, no sólo porque estábamos terminando una semana maravillosa, sino también porque el día anterior una niña había sido atropellada mientras regresábamos de la marcha pro temperancia.
Ese viernes de noche decidí hacer un llamado para el bautismo. Karen, una joven evangélica que había venido esa semana para filmar con el equipo de Three Angels Broadcasting Network, decidió unirse a la Iglesia Adventista porque entendió la verdad del sábado.
Después, vino el llamado; una a una las personas pasaron al frente, aceptando a Jesús y expresando su deseo de ser bautizadas y unirse a la iglesia de Dios en la Tierra. Yo oraba en silencio mientras Sonete cantaba y Dios usaba el mensaje cantado para llegar a algunos rincones del corazón a los cuales la palabra hablada no había llegado. Aparentemente, nadie más respondería al llamado esa noche, pero yo sentía dentro de mí que todavía había mucha gente que estaba sufriendo sin poder levantarse. Entonces, hice algo que raras veces hago. Invité a Costa Junior para que dirigiera un canto congregacional. Veinte mil voces se unieron para cantar "Jesús, tú eres mi vida". Fue entonces cuando sucedió el milagro: ¡Casi quinientas personas más vinieron al frente! Esa noche había una mezcla de alegría y tristeza. La gente cantaba como pocas veces la vi cantar. Los corazones eran tocados y las personas se dejaban llevar por el Espíritu de Dios respondiendo al llamado.
"Venid ante su presencia con regocijo", dice el versículo de esta mañana. En el canto espiritual hay un poder extraordinario que necesitamos descubrir y utilizar. A lo largo de mi ministerio, el canto de alabanza a Dios ha desempeñado un papel relevante, y he descubierto en mi propia vida que conservar siempre un cántico en el corazón es una de las mejores maneras que existe de mantener la comunión con Jesús.
A veces, en la vida, pasarás por momentos de dificultad y prueba y sólo sentirás ganas de llorar. En esos momentos canta, dirige tus "lamentaciones" hacia el canto. Verás que las dificultades no se irán, continuarán en el mismo lugar, pero tu actitud mental cambiará, el miedo desaparecerá, brillará la esperanza y la confianza en Jesús, y tendrás la seguridad de que no estás solo. Naturalmente, enfrentar las tentaciones en compañía de Jesús es diferente. Haz de este día un día de cántico espiritual. "Canta en la iglesia, en casa, con tu familia, mientras conduces hacia el trabajo; canta, canta, canta", es lo que Costa Junior acostumbra decir a las multitudes a las que hace cantar en los estadios y gimnasios deportivos. Este es, sin duda alguna, un consejo nacido del versículo de hoy.
Pr. Alejandro Bullón
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