sábado, 15 de noviembre de 2025

SABER ELEGIR.

Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatan tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás pan a mi mesa, siempre”. 2º Samuel 9:7

David fue elegido rey de Israel. Contemplamos una escenas de un profundo amor y de misericordia, con la descendencia de Saul. 

Mefi-bose hijo de Saul, tenia miedo de morir a manos de David rey de Israel. La vida de este descendiente de Saul dependía de la voluntad del rey. 

Tales situaciones se castigaba con la muerte a toda su descendencia. David sabía que mientras viviera cualquier de la descendencia de Saúl, correría peligro su trono. 

Pero su naturaleza generosa junto con la promesa que hizo a Jonatán lo impulsaron a ser bondadoso y misericordioso. ¿Cuanto tenemos que aprender los hijos de Dios de esta lección? 

Donde hay odio, debe de haber amor. El cristiano debe de aprender de la palabra de Dios, para demostrar al mundo de que somos renovados por el amor de Cristo. 

¿Que hubiera pasado si Cristo no hubiese dado su vida por la raza caída? ¿Donde estría el amor de Dios sobre la raza caída? ¿Y que pensaría los seres de otros mundo sobre el amor de Dios? 

Pero Dios demostró que amaba al hombre, sino también a los mundos creados por él, dando lo más preciado que tenía. 

Dios nos dejo preciosas lecciones, que el hombre y mujeres debemos de aprender. ¡No quiero tu plana ni tu oro! Solo quiero tu lealtad, y tu amor. Esto es lo que nos pide Cristo. 

En esta relación hallamos una hermosa ilustración de la relación de Dios hacia la humanidad. Usted y yo éramos enemigos del Rey, rebeldes que luchábamos del lado del rival de Dios, ósea Satanás. 

Pero Dios mando a su Hijo para rescatarnos, no para destruirnos, y para darnos una heredad en la patria celestial. 

Dios nos dará en aquel día, la heredad que un día nos perteneció. 

La gran ventaja es que Dios nos toma como hijos y nos devolverá la tierra que una vez perteneció a Adan. 

David hizo una promesa a Mefi-bose, que comería en su mesa y disfrutaría del reino. 

Dios hizo una promesa a los que fuesen fieles a Dios, que comerían a la mesa que Dios tiene preparada para sus hijos. 

La pregunta que se plantea es: ¿Nosotros queremos comer en la mesa que Dios tiene preparada? 

MARANATA.

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