
El sábado pasamos un día magnífico, glorioso. . . que hizo que nos regocijáramos y glorificáramos a Dios por su extraordinaria bondad hacia nosotros. . . Fui arrebatada en visión. . .
Vi que percibíamos y comprendíamos escasamente la importancia del sábado. . . Vi que no sabíamos qué significaba subir sobre las alturas de la tierra y ser alimentados con la heredad de Jacob.
Pero cuando desciendan de la presencia del Señor la refrescante lluvia tardía y la gloria de su poder, sí sabremos qué significa comer de la heredad de Jacob y estar sobre las alturas de la tierra.
Entonces apreciaremos mejor la importancia y la gloria que tiene el sábado. Pero no lo veremos en toda su gloria hasta que se establezca el pacto de paz con nosotros al llamado de la voz de Dios, hasta que las puertas de perlas d
[Vi] que teníamos absoluto derecho de entrar en la ciudad porque habíamos guardado los mandamientos de Dios, y el cielo, el hermoso cielo es nuestro hogar.*
Vi en ellas [en las tablas] los diez mandamientos escritos por el dedo de Dios.
En una tabla había cuatro, y en la otra seis. Los cuatro de la primera brillaban más que los otros seis. Pero el cuarto, el mandamiento del sábado, brillaba más que todos, porque el sábado fue puesto aparte para que se lo guardase en honor del santo nombre de Dios.
El santo sábado respl

Vi que el santo sábado es y será, el muro separador entre el verdadero Israel de Dios y los incrédulos, así como la institución más adecuada para unir los corazones de los queridos y esperanzados santos de Dios.* 244
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