viernes, 30 de julio de 2010

¿QUE FRUTO?

Como yo he visto, los que aran iniquidad. Y siembran injuria, la siegan.
Como agente educativo, ninguna parte de la Biblia es de mayor valor que sus biografías. Estas biografías difieren de todas las demás en que son abundantes fieles a la realidad. Es imposible que una mente finita interprete exactamente, en todas las cosas, las operaciones de otras.

Solamente Aquel que lee el corazón, que discierne la fuente secreta de los motivos y de las acciones, puede delinear con absoluta fidelidad el carácter o dar fidelidad el carácter, o dar una fiel descripción de una vida humana. Sólo en la Palabra de Dios se encuentra una descripción tal.
No hay verdad tan claramente enseñada por la Biblia como la de que lo que hacemos, es resultado de lo que somos.En gran parte, de los incidentes de la vida son el fruto de nuestros propios pensamientos y acciones. "La maldición no viene sin causa." (Prov. 26:2).

"Decid al justo que le irá bien...¡Ay del malo! pues mal le irá; porque la recompensa de lo que han hecho sus manos le serán dada" (Isa. 3:10-11).
"¡Escucha, oh tierra" He aquí que voy a traer el mal sobre este pueblo, es a saber el fruto de sus mismos pensamientos" (Jer. 6:19).

Es terrible esta verdad y debería ser profundamente inculcada. Toda acción reacciona sobre el que la ejecuta. Nunca un ser humano puede dejar de reconocer, en los males que aquejan su vida, el fruto de su propia siembra. Sin embargo, no estamos sin esperanza.
Jacob recurrió al fraude para obtener el derecho de la primogenitura que ya le correspondía según la promesa de Dios, y la cosecha que recogió fue el odio de su hermano. Durante los veinte año de destierro fue defraudado... Pero Dios dice: "...Yo he visto sus caminos, y le sanare" (Isa. 57:18).

Jacob no fue abrumado por su pena. Se había arrepentido, había tratado de expiar el mal hecho a su hermano. Y cuando se vio amenazado de muerte a causa de la ira de Esaú, buscó ayuda en Dios..."Lloro y le hizo suplicación" (Oseas 12:4). "Y le bendijo allí" (Gén. 32:29)... Había quebrantado del poder del mal de su propia naturaleza; había sido transformado su carácter...
Dios no anula sus leyes (son eternas, Dios es inmutable). No obra contrariamente. Por medio de su gracia, la maldición se convierte en bendición (La Educación, pag 141-143).

jueves, 29 de julio de 2010

¿QUE NOS HACE RECONOCER A JESÚS?

Este vino a Jesús de noche, y le dijo: ‘Rabi sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, sino está Dios con él': Juan 3:2.

No había pasado mucho tiempo desde el inicio del I ministerio de Jesús cuando ya muchos dirigentes de su país se posicionaron en su contra. Aunque formaba parte de ese grupo dirigente, Nicodemo no compartía su animadversión hacia Jesús. Había oído y posiblemente visto algunos de los milagros que no dejaban lugar a dudas de que Jesús era alguien fuera de serie, alguien como nunca antes hubo en la experiencia de la nación.

Hay quien piensa que, en un intento de anticiparse a un posible conflicto abierto con el sanedrín, Nicodemo, apoyado probablemente por otros de sensibilidad similar a la suya, se habría prestado a “negociar” una salida honrosa donde ni el sanedrín ni Jesús perderían, y en la que ambos podrían salir victoriosos. Quizá su deseo inicial fuese que Jesús se uniese a ellos como un “gran maestro", mientras que ellos podían seguir ocupándose de lo que entendían que eran sus menesteres. ¡Qué equivocado estaba! Jesús no estaba en el negocio de llegar a componendas con el pecado y tampoco tenía interés en los puestos honoríficos que quisieran ofrecerle.

Jesús le explicó a Nicodemo la razón por la que estaba en el mundo: salvar al pecador de su pecado. Él y otros dirigentes reconocían a Jesús por los milagros, pero Jesús le mostró que el propósito esencial de su misión iba mucho más allá de la originalidad del contenido o de lo novedoso de sus métodos de enseñanza, pues se centraba en la salvación que había venido a dar al mundo. Las enseñanzas de Jesús eran importantes; los milagros eran fulminantes para zanjar cualquier controversia; pero el hecho de que muriese por nosotros sobrepasa cualquier otra enseñanza y es el milagro de milagros. No solo enseñó como ningún hombre, sino que murió como ningún otro, y por su muerte hizo lo que nadie jamás ha hecho ni hará: regalarnos la salvación. Reconozcámosle por sus hechos más que por sus enseñanzas y milagros.

“La enseñanza de Jesús inculcaba de la manera más comprensible y sencilla las ideas más trascendentales y las verdades más sublimes, de modo que “los que eran del común del pueblo le oían de buena gana” (COES 121).

Génesis 44:1-45:28; Juan 3:1-30

Pr. Israel Leito

"HASTA AQUÍ NOS HA AYUDADO JEHOVÁ "

Alabad a Jehová, invocad su nombre; dad a conocer sus obras en los pueblos. Cantadle, cantadle salmos; hablad de todas sus maravillas. (Sal. 105: 1, 2).

El trato de Dios con su pueblo debe mencionarse con frecuencia. ¡Cuán a menudo levantó el Señor, en su trato con el antiguo Israel, los hijos del camino! A fin de que no olvidasen la historia pasada, ordenó a Moisés que inmortalizase esos acontecimientos en cantos, a fin de que los padres pudiesen enseñárselos a sus hijos. Habían de levantar monumentos recordativos bien a la vista. Debían esmerarse para conservarlos, a fin de que cuando los niños preguntasen acerca de esas cosas, les pudiesen repetir toda la historia. Así eran recordados el trato providencial y la señalada bondad y misericordia de Dios en su cuidado y liberación de su pueblo. Se nos exhorta a traer "a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sufristeis gran combate de aflicciones" (Heb. 10: 32). El Señor ha obrado como un Dios realizador de prodigios en favor de su pueblo en esta generación. . . Necesitamos relatar a menudo la bondad de Dios y alabarle por sus obras admirables" (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 30, 31).

No perdáis pues vuestra confianza, sino tened firme seguridad, más firme que nunca antes. "¡Hasta aquí nos ha ayudado Jehová! " (1 Sam. 7: 12) y nos ayudará hasta el fin. Miremos los monumentos conmemorativos de lo que Dios ha hecho para confortarnos y salvarnos de la mano del destructor. Tengamos siempre presentes todas las tiernas misericordias que Dios nos ha mostrado: las lágrimas que ha enjugado, las penas que ha quitado, las ansiedades que ha alejado, los temores que ha disipado, las necesidades que ha suplido, las bendiciones que ha derramado, mortificándonos así a nosotros mismos, para todo lo que está delante de nosotros en el resto de nuestra peregrinación.

No podemos menos que prever nuevas perplejidades en el conflicto venidero, pero podemos mirar hacia lo pasado tanto como hacia lo futuro, y decir: "¡ Hasta aquí nos ha ayudado Jehová!" "Según tus días serán tus fuerzas". La prueba no excederá a la fuerza que se nos dé para soportarla. Así que sigamos con nuestro trabajo dondequiera lo hallemos, sabiendo que para cualquier cosa que venga, él nos dará fuerza proporcionada a la prueba (El Camino a Cristo, pág. 127).

E. G. White

miércoles, 28 de julio de 2010

¡OFRECERLE LO MEJOR!


La dádiva del hombre le ensancha el camino y le lleva delante de los grandes. Prov. 18:16.

Ofrecer un presente a una autoridad o recibir un presente, si tú estás en una posición de influencia, puede ser mal visto. El soborno es un mecanismo inmoral que se usa para conseguir un favor y hasta para comprar la conciencia. Evidentemente, el texto bíblico no se está refiriendo a este tipo de presente.

En las tierras bíblicas nunca se hablaba con una autoridad real sin llevarle un regalo. Era el símbolo del respeto. Acercarse a una persona con investidura de rey, sin llevar nada, con las manos vacías, sería temerario.

Hagamos ahora una transferencia de todo esto para Dios. Cada vez que nos aproximamos a él, debemos hacerlo con una actitud de respeto y sumisión. Por supuesto, el mayor presente que él espera de sus criaturas es un corazón dispuesto a adorarlo. Cualquier otra cosa que tú le ofrezcas, es apenas expresión de lo que el corazón está sintiendo.

Hay dos extremos peligrosos. Por un lado, creer que es posible comprar los favores divinos con oro o plata. Por el otro, pensar que a Dios no le importa la actitud con la cual tú te acercas a él.
En los tiempos de Malaquías, las personas pensaban de esa manera. Por eso, Dios les dijo: “El hijo honra al padre, y el siervo a su señor, si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? [...] Y cuando ofrecéis e1 animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos”.*

¿Qué tipo de presente le estás ofreciendo tú a Dios? ¿Con qué tipo de actitud lo buscas? Un corazón humilde y dispuesto a obedecer sus consejos nunca será defraudado. Jesús está siempre dispuesto a escuchar la oración sincera de sus hijos.

¿Pensaste ya que tu cuerpo es el templo del Espíritu Santo? Y si es con tu cuerpo que tú sirves al Señor, ¿no sería el momento de rever la manera como cuidas tu cuerpo? Haz eso hoy, porque “la dádiva del hombre le ensancha el camino y le lleva delante de los grandes”.

* Mal. 1:6-8.

Pr. Alejandro Bullón

martes, 27 de julio de 2010

DOLOR Y ESPERANZA.

tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. (1 Tes. 4: 13.)

A los atribulados quiero decirles: consolaos en la esperanza de la mañana de la resurrección. Las aguas que habéis bebido son tan amargas a vuestro paladar como eran las aguas de Mara para los hijos de Israel cuando viajaban por el desierto, pero Jesús puede endulzarlas con su amor...

Dios ha provisto un bálsamo para cada herida. Hay bálsamo en Galaad, hay un Médico allá. ¿No estudiaréis como nunca antes las Escrituras? Buscad al Señor pidiéndole sabiduría en cada emergencia. En cada prueba rogad a Jesús que os muestre un camino a través de vuestras dificultades; entonces vuestros ojos serán abiertos para ver el remedio y para aplicar en vuestro caso las promesas sanadoras que se registran en su Palabra. De este modo el enemigo no podrá conduciros al desaliento y la incredulidad; en cambio tendréis fe, esperanza y valor en el Señor. El Espíritu Santo os dará claro discernimiento para ver y apropiarnos de cada bendición que obrará como un antídoto para el dolor, como una rama sanadora para cada sorbo amargo que es acercado a vuestros labios. Cada sorbo amargo se mezclará con el amor de Jesús y en vez de lamentarnos con amargura comprenderéis que el amor y la gracia de Jesús están de tal manera mezclados con el dolor que éste se ha transformado en gozo santificado, sumiso y glorioso...

Cuando nuestro hijo mayor Enrique estaba a las puertas de la muerte, dijo: "El lecho de dolor es un lugar precioso cuando contamos con la presencia de Jesús". Cuando nos vemos obligados a beber de las aguas amargas, apartémonos de lo amargo y contemplemos lo precioso y brillante. Cuando el alma humana está sometida a pruebas, la gracia puede proporcionarle seguridad, y cuando estamos junto al lecho de muerte y vemos cómo el cristiano puede soportar el sufrimiento y pasar por el valle de muerte, reunimos fuerza y valor para trabajar, y no flaqueamos ni nos desanimamos en la tarea de conducir las almas a Jesús.

E. G. W.

lunes, 26 de julio de 2010

UNA LUCHA EN EL FRENTE

Los labios del justo apacientan a muchos. Prov. 10:21.
A pesar de la iniquidad que prevalecía, había un número de hombres santos, ennoblecidos por la comunión con Dios, que vivían en compañerismo con el cielo. Eran hombres de poderoso intelecto, que habían realizado obras admirables. Tenían una santa y gran misión; a saber, desarrollar un carácter justo y enseñar una lección de píedad, no sólo a los hombres de su tiempo, sino también a las generaciones futuras. Sólo algunos de los más destacados se menciona en las escrituras; pero a través de todos los tiempos, Dios tuvo testigos fieles y adoradores sinceros (P. y P. pág.71).

¡Cuán a menudo los que confiaron en la palabra de Dios (La Biblia), aunque eran sí mismos completamente impotentes, han resistido el poder del mundo entero! Enoc, de corazón puro y vida santa,puso su fe en el triunfo de la justicia contra una generación corrupta y mofadora; Noé y su casa resistieron a los hombres de su época, hombres de mucha fuerza física y mental y de la más degradada moralidad; los hijos de Israel, que junto al mar Rojo no eran más que una multitud indefensa y aterrorizada de esclavos resistieron al más poderoso ejercito de la más poderosa nación; David siendo tan solo un pastorcillo que tenía la promesa del trono dada por Dios, resistió a Saul, el monarca reinante, dispuesto a no ceder su poder.

El mismo hecho se destaca en el caso de Sadrac y sus compañeros en el horno de fuego, y Nabucodonosor rey de Babilonia estaba en su trono. Daniel entre los leones, y sus enemigos en loa puestos elevados del reino; Jesús en la cruz, y los sacerdotes y príncipes judíos forzando al gobernador romano para que hiciese su voluntad; Pablo encadenado y llevado a sufrir la muerte bocabajo como si fuera un criminal, y Nerón déswpota de un imperio mundial.

No sólo en la Biblia se encuentra estos ejemplos. Abundan en los anales del progreso humano. Los valdenses y los hugonotes, Wiclef y Hus, Jerónimo y Lutero, Tyndale y Knox, Zinzendorf y Wesley, y multitudes más, han dado testimonio del poder de la Palabra de Dios contra el poder y el proceder humano que apoyan el mal.

Estos constituyen la verdadera nobleza del mundo. Constituyen su realeza. Los jóvenes de hoy día son llamados a ucupar sus lugares (La Educación p´G.248).


domingo, 25 de julio de 2010

A DIOS SEA LA GLORIA


Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, sea alabado el nombre de Jehová. (Sal. 113: 3).

La Biblia tiene poco que decir en alabanza de los hombres. Dedica poco espacio a relatar las virtudes hasta de los mejores hombres que jamás hayan vivido. Este silencio no deja de tener su propósito y su lección. Todas las buenas cualidades que poseen los hombres son dones de Dios; realizan sus buenas acciones por la gracia de Dios manifestada en Cristo. Como lo deben todo a Dios, la gloria de cuanto son y hacen le pertenece sólo a él; ellos no son sino instrumentos en sus manos. Además, según todas las lecciones de la historia bíblica, es peligroso alabar o ensalzar a los hombres; pues si uno llega a perder de vista su total dependencia de Dios, y a confiar en su propia fortaleza, caerá seguramente. El hombre lucha con enemigos que son más fuertes que él. . . Es imposible que nosotros, con nuestra propia fortaleza, sostengamos el conflicto; y todo lo que aleje a nuestra mente de Dios, todo lo que induzca al ensalzamiento o a la dependencia de sí, prepara seguramente nuestra caída. El tenor de la Biblia está destinado a inculcarnos desconfianza en el poder humano y a fomentar nuestra confianza en el poder divino (Patriarcas y Profetas, pág. 775).

El alma verdaderamente convertida es iluminada de lo alto. . . Sus palabras, sus motivos, sus acciones, pueden ser mal interpretados y falseados, pero no le importa porque tiene intereses más importantes en juego. . . No ambiciona la ostentación; no anhela la alabanza de los hombres. Su esperanza está en el cielo, y se mantiene rectamente, con la vista fija en Jesús. Hace el bien porque es justo (Testimonies, tomo 5, pág. 569).

Por sus obras buenas, los seguidores de Cristo deben dar gloria, no a sí mismos, sino al que les ha dado gracia y poder para obrar. Toda obra buena se cumple solamente por el Espíritu Santo, y éste es dado para glorificar, no al que lo recibe, sino al Dador. Cuando la luz de Cristo brille en el alma, los labios darán alabanzas y gracias a Dios. Nuestras oraciones, nuestro cumplimiento del deber, nuestra benevolencia, nuestro sacrificio personal, no serán el tema de nuestros pensamientos ni de nuestra conversación. Jesús será magnificado, el yo se esconderá y se verá que Cristo es todo en todos (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 69).

E. G. White

sábado, 24 de julio de 2010

DEPENDE MÁS DE TU DIOS


Y habló Dios a Israel en visiones de noche, y dijo: Jacob, Jacob. Y él respondió: "Heme aquí". (Génesis 46:2)

Es asombroso ver cómo Dios nos ayuda vez tras vez en visiones de noche, para entender que dependemos de él y que no debemos cometer el error de tratar de darle la mano con artimañas humanas, con métodos no santificados, aunque la lógica parezca darnos la razón.

Cuando Jacob engañó a su padre para lograr la primogenitura, puso de manifiesto como nunca antes el verdadero significado de su nombre: suplantador, engañador. Sufrió amargas consecuencias por su impostura. Años después, como señal de perdón, el Señor le dio un nuevo nombre. Ya no sería conocido como Jacob, sino como Israel. Sin embargo, encontramos que, en varias ocasiones significativas posteriores, cuando Dios se dirige a él, lo llama por el nombre antiguo, el nombre que a él le habría gustado olvidar.

Así, al darle la recomendación de bajar a Egipto, el Señor quería darle la seguridad que no iría solo, que podía confiar plenamente en la promesa divina de hacerle una gran nación. Otra vez, cuando Jacob estaba en su lecho de muerte, el Señor lo llama por su antiguo nombre y no el nuevo nombre de perdón y aceptación. No era que Dios no cumpliera la promesa de olvidar su pasado negativo. Al repetir el nombre, Dios le estaba diciendo que no había necesidad de mentir para conseguir la primogenitura.

En momentos imposibles, parece más fácil ir por nuestro propio camino y tomar decisiones que no incluyen ni a Dios, ni sus métodos ni su dirección. Hay una cosa que el cristiano debe hacer siempre: preguntarse si las cosas que está haciendo, o la dirección que quiere tomar, cuentan con la aprobación de Dios. Debemos vivir siempre pidiéndole que revele su voluntad en nuestra vida, y estar dispuestos a esperar en Jehová, pues él hará. “Porque los malignos serán destruidos, pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra” (Sal. 37:9). Es una firme promesa, no solo para el futuro, sino para la vida presente, igual que Isaías 40:31: “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán' Al dirigirse a Jacob como Jacob y no como Israel en los momentos más significativos de su vida, el Señor nos recuerda a todos que sus métodos son siempre mejores que los métodos humanos.

Génesis 46:1-48:22; Juan 4:1-54

Pr. Israel Leito

viernes, 23 de julio de 2010

TODO LO PUEDO EN CRISTO.


En el día que temo, yo en ti confío. (Sal. 56: 3).

Solamente la sensación de la presencia de Dios puede desvanecer el temor que, para el niño tímido, haría de la vida una carga. Grabe él en su memoria la promesa: "Asienta campamento el ángel de Jehová en derredor de los que le temen, y los defiende" (Sal. 34: 7). Lea la maravillosa historia de Eliseo cuando estaba en la ciudad de la montaña y había entre él y el ejército de enemigos armados un círculo poderoso de ángeles celestiales. Lea cómo apareció el ángel de Dios a Pedro cuando estaba en la prisión, condenado a muerte; cómo lo sacó en salvo, pasando por entre los guardianes armados y las macizas puertas de hierro con sus cerrojos y barrotes.

Lea la escena desarrollada en el mar, cuando Pablo el prisionero, en viaje al lugar donde iba a ser juzgado y ejecutado, dirigió a los soldados y marineros náufragos, abatidos por el trabajo, la vigilancia y el ayuno, grandes palabras de valor y esperanza: "Os exhorto a que tengáis buen ánimo; porque no habrá pérdida de vida alguna de entre vosotros. . . Porque estuvo junto a mí esta noche un ángel de Dios, de quien soy y a quien sirvo, el cual decía: No temas, Pablo; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí que Dios te ha dado a todos los que navegan contigo". Con fe en esta promesa, Pablo aseguró a sus compañeros: "No se perderá un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros". Así ocurrió. Por el hecho de estar en ese buque un hombre por medio del cual Dios podía obrar, toda la carga de soldados y marineros paganos se salvó. "Todos escaparon salvos a tierra".

No fueron escritas estas cosas únicamente para que las leamos y nos asombremos, sino para que la misma fe que obró en los siervos de Dios de antaño, obre en nosotros. Dondequiera que haya corazones llenos de fe que sirvan de conducto a su poder, no será menos notable su modo de obrar ahora que entonces.

A los que, por faltarles confianza propia, son inducidos a esquivar el cuidado y la responsabilidad, enséñeseles a confiar en Dios. Así más de uno que de otro modo no sería más que una cifra en el mundo, tal vez una carga impotente, podrá decir con el apóstol Pablo: "Todo lo puedo, en Cristo que me fortalece" (Fil. 4: 13) (La Educación, págs. 249, 250).

E. G. White

jueves, 22 de julio de 2010

DIOS AMA LA JUSTICIA.


La gloria del rey ama el juicio; tú confirmarás la rectitud tú has hecho en Jacob juicio y justicia. Sal. 99:4.

Estás triste porque alguien cometió una injusticia contra ti? Piensa en el consejo bíblico de hoy. Vivimos en un mundo de injusticias. A cada rato tú te encuentras con situaciones que rebelan tu espíritu. Los jueces yerran. No tanto por incapacidad, sino por la fragilidad de las leyes humanas. El que tiene dinero contrata abogados expertos que se aferran a una letra de la misma ley, para burlar la justicia.

Esta conducta de injusticia que permea nuestra cultura, nos hace de alguna forma, también injustos. ¿Quién no trata de obtener ventaja de cualquier circunstancia? ¿Quién no se ve tentado a burlar, aunque sea levemente, las normas establecidas para la convivencia sana de la sociedad?
El poder hace a las personas más injustas todavía. Alguien dijo: “Si tú quieres conocer de verdad a una persona, entrégale el poder”. Y es verdad, el poder confunde, ofusca la visión, distorsiona el carácter, o tal vez crea las condiciones propicias para que la verdadera personalidad se revele.

En el texto de hoy, el salmista menciona a Dios como poder, justicia y equidad. Dios es la ftiente de la verdadera justicia. Es imposible ejercer justicia sin el temor de Dios. Es inútil querer practicar justicia, separado de Dios.

Lejos de Dios, el poder hace que la persona sea injusta, abusiva y arbitraria. Cualquier poder que no proviene de Dios, es destructivo y subyugador. El verdadero líder no es aquel que ejerce el poder sobre sus liderados, sino aquel que administra el poder para hacerlos felices. Entonces ellos lo seguirán voluntariamente.

Así fue como Jesús conquistó el corazón de la humanidad. El hecho de ser Dios le daría el derecho a obligar a todo el mundo a seguirlo, pero él murió como siervo y con su muerte conquistó multitudes. De un puñado de seguidores, en la hora de su muerte, nacieron millones que hoy lo siguen espontáneamente.

¿Para qué sirve tener el poder en las manos? ¿Qué tipo de líder eres tú? ¿Hacia dónde vas? ¿Qué pretendes? ¿Cuáles son los objetivos de tu vida?

Antes de iniciar tus actividades hoy, dile a Dios en tu corazón: “La gloria del rey ama el juicio; tú confirmarás la rectitud; tú has hecho en Jacob juicio y justicia”.

Pr. Alejandro Bullón

miércoles, 21 de julio de 2010

LAS PRIMERAS COSAS EN PRIMER LUGAR.


Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (Mat. 6: 33).

Esta promesa nunca fallará. No podemos gozar el favor de Dios a menos que cumplamos las condiciones que requiere para conceder su favor. Al hacerlo así, nos vendrá esa paz, esa satisfacción y esa sabiduría que el mundo no puede dar ni quitar. La humildad de la mente y el corazón agradecido nos elevarán sobre pruebas insignificantes y reales dificultades. Cuanto menos fervientes, enérgicos y atentos estemos en el servicio del Señor, tanto más la mente estará ocupada en el yo, convirtiendo hormigueros en montañas de dificultades. . .

La carga de la obra de Dios, puesta sobre Moisés, lo hizo un hombre de poder. Mientras pastoreó durante tantos años los rebaños de Jetro, obtuvo una experiencia que le enseñó la verdadera humildad. . . La orden de liberar a Israel parecía abrumadora, pero, en el temor de Dios, Moisés aceptó el encargo. Observad el resultado: no rebajó la tarea al nivel de su imperfección, sino que con la fuerza de Dios realizó los esfuerzos más fervientes para elevarse y santificarse para su sagrada misión.

Si Moisés hubiera esperado que Dios hiciese el trabajo por él, nunca hubiera estado preparado para su posición de confianza. La luz del cielo vendrá a los que sienten necesidad de ella y que la buscan como tesoros escondidos. Pero si nos hundimos en un estado de inactividad, permitiendo que nos gobierne el poder de Satanás, Dios no nos enviará su inspiración. A menos que ejercitemos al máximo las facultades que Dios nos ha dado, siempre seremos débiles e ineficientes. Se necesita mucha oración y el ejercicio más vigoroso de la mente si queremos estar preparados para realizar el trabajo que Dios nos confíe. Muchos nunca alcanzan la posición que podrían ocupar porque esperan que Dios haga para ellos lo que él les ha dado capacidad de hacer por sí mismos. Todos los que hayan de ser útiles en esta vida deben pasar por la escuela de la disciplina mental y moral más severa, y entonces Dios los ayudará combinando el poder divino con el esfuerzo humano. . .

Los hábitos equivocados no son vencidos por un solo esfuerzo. Sólo mediante una lucha larga y penosa se domina al yo (Testimonies, tomo 4, págs. 610-612).

E. G. White

martes, 20 de julio de 2010

PRESTAR ATENCIÓN DESPRECIADOS Y DESECHADOS.


Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Juan 5:6


Es responsabilidad del cristiano imitar a su maestro. Claro que no todo tiene que consistir en milagros. Estos son para ocasiones especiales y no para jactarse de poseer el don del Señor. El Señor pide de sus hijos una actitud que refleje la actitud de Cristo. Lo ocurrido en el estanque comúnmente queda limitado al milagro, a la confrontación con los líderes religiosos, a los excesos de estos en la observancia del sábado, y al odio que sentían hacia Jesús.

Sin embargo hay algo que no se debe pasar por alto ni nunca ser olvidado: Jesús fue movido por la compasión. Si hay algo que todos podemos hacer es tener un corazón compasivo hasta hacia quienes no lo merecen. El enfermo de Betesda no merecía la compasión de nadie; muchos de sus sufrimientos eran resultado de su propia forma de ser.

“Pero el Salvador vio un caso de miseria suprema... Su enfermedad era en gran parte resultado de su propio pecado y considerada como juicio de Dios. Solo y sin amigos, sintiéndose privado de la misericordia de Dios, el enfermo había sufrido largos años” (DTG 172).

Era una persona difícil, no tenía amigos, estaba en la miseria y a punto de ser uno más de tantos que acababan muriendo allí. Pero Jesús fue movido a compasión pese a que el hombre no lo merecía. Todos podemos y debemos dar una mano a las personas desesperadas y a las no tan desesperadas que se encuentran a nuestro alrededor.

La motivación de Jesús fue su espíritu compasivo. Sus seguidores debemos hacer exactamente esto: buscar a una persona, a alguien en cuya vida podemos entrar sin que ellos lo esperen, sin que lo merezcan, y mostrar compasión y misericordia. ¡Cuántos cristianos hoy pueden demostrar un acto de bondad y ayudar a una persona necesitada! ¡Qué bonito sería que, al final del día, todos pudiéramos decir: “Gracias, Señor, por permitirme ser de ayuda hoy a una persona”!

“Él no contempla sin sentir compasión al alma postrada a sus pies como un temeroso suplicante, y no dejará de alzarme... Él llegó a ser el Abogado del hombre. Ha levantado a los que creen en él y ha puesto un tesoro de bendiciones a su disposición” (LC 79).

Génesis 49:1-50:26; Juan 5:1-47

Pr. Ismael Leito

lunes, 19 de julio de 2010

EL PLAN DE DIOS PARAMI

Porque Jehová de los ejércitos lo ha determinado, ¿y quién lo impedirá? Y su mano extendida, ¿quién la hará retroceder? (Isa. 14: 27).

El mensaje de esperanza y misericordia debe ser proclamado hasta los últimos confines de la tierra. Todo aquel que quiera puede extender la mano, asirse de la fortaleza de Dios, reconciliarse con él y obtener paz. Ya no deben quedar los paganos envueltos en oscuridad de medianoche. La lobreguez debe desaparecer ante los brillantes rayos del Sol de justicia.

Cristo ha tomado toda medida necesaria para que su iglesia sea un cuerpo transformado, iluminado por la Luz del mundo, en posesión de la gloria de Emanuel. El se propone que todo cristiano esté rodeado de una atmósfera espiritual de luz y de paz. Desea que revelemos su gozo en nuestra vida. . .

Cristo viene con poder y grande gloria. . . Entonces los redimidos de entre los hombres recibirán la herencia que se les prometió. Así obtendrá un cumplimiento literal el propósito de Dios para con Israel. El hombre no puede impedir que se cumpla la voluntad de Dios. Aun en medio de las manifestaciones del mal, los propósitos de Dios han estado avanzando constantemente hacia su realización (Profetas y Reyes, págs. 531, 532).

Dios mira el interior de la diminuta semilla que él mismo formó, y ve en ella la hermosa flor, el arbusto o el altivo y copudo árbol. Así también ve las posibilidades de cada ser humano. Estamos en este mundo con algún fin. Dios nos ha comunicado su plan para nuestra vida y desea que alcancemos el más alto nivel de desarrollo. . .

Desea que la juventud desarrolle todas sus facultades, y que las ponga en ejercicio activo. . . Para ello consideren a Cristo como el modelo según el cual deben formarse. La santa ambición que Cristo manifestó en su vida debe moverlos a ellos también, es a saber, la de dejar mejor el mundo por haber vivido en él. Esta es la obra a la cual han sido llamados (El Ministerio de Curación, págs. 309, 310).

Debéis ahora. . . relacionaros con la sociedad y la vida en una forma que responda al propósito que tuvo Dios al crearos (Mensajes para los jóvenes, págs. 33, 34).

E. G. White

domingo, 18 de julio de 2010

MÁS GRANDE QUE LOS CIELOS


Porque más grande que los cielos es tu misericordia, y hasta los cielos tu verdad. Sal 108:4.

La a noche nunca le pareció tan oscura y triste como aquella noche. Las tinieblas eran densas no solamente afuera. Dentro de sí la oscuridad era más tenebrosa: tristeza, vacío, desesperanza, confusión. ¿Qué sentido tenía vivir de esa manera? La belleza física, que era causa de admiración, parecía una maldición. Lo que al principio le parecía apenas sed loca de aventura, hoy era un tobogán que la llevaba en dirección a la muerte.

De repente, en la oscuridad brilló la luz. Inesperada, milagrosa, súbita. Vino en forma de música. Notas maravillosas que la trasladaron a un mundo desconocido. Palabras que describían su trágica experiencia, terminaron trayendo esperanza a su angustiado corazón.

Mientras salía del estadio, aquella noche, ella corrió a mi lado y emocionada casi gritó su gratitud. Lloraba. Sentía que las lágrimas lavaban su alma. Había mucha basura e inesperadamente se sentía perdonada. “Gracias por hablarme del amor de Dios —dijo—. Nunca pensé que la misericordia divina fuese tan grande”.

¡Ah, misericordia divina! ¿Qué sería de ti y de mí si el amor de Dios no fuese más grande que los cielos?

Los cielos son usados muchas veces para expresar la inmensidad de la vastedad. Los cielos no pueden ser medidos. Es algo que la mente humana no puede entender. En el texto de hoy, el salmista expresa que la misericordia es más grande todavía que los cielos.

La misericordia de Dios hace que no recibamos lo que merecemos. Nos libra de la consecuencia fatal del pecado, que es la muerte. Todos pecamos y por lo tanto, merecemos morir. Constantemente, a cada instante, estamos tomando decisiones equivocadas. Buscando el bien, escogemos el mal y comenzamos a morir. Por su misericordia, el Señor quita de nosotros la sentencia de muerte. Por eso, haz de este día, un día de gratitud. Olvida el pasado, vive el presente con sabiduría y mira al futuro con esperanza, aunque las cosas parezcan escapar a tu control. A pesar de que el dolor golpee a la puerta de tu corazón y te asfixie, cree en el amor de Dios. “Porque más grande que los cielos es tu misericordia, y hasta los cielos tu verdad”.

Pr. Alejandro Bullón

viernes, 16 de julio de 2010

DIOS ES AMOR

"Dios es amor, y el que permanece en el amor, permanece en Dios, y Dios en él" (1 Juan 4:16).

"Dios es amor." Su naturaleza y su ley son amor. Lo han sido siempre, y lo serán para siempre. "El Alto y Sublime, el que habita la eternidad", cuyos "caminos son eternos," no cambia. En él "no hay mudanza, ni sombra de variación" (Isa. 57:15; Hab. 3:6; Sant. 1:17).

Cada manifestación del poder creador es una expresión del amor infinito. La soberanía de Dios encierra plenitud de bendiciones para todos los seres creados...

La historia del gran conflicto entre el bien y el mal, desde que principió en el cielo hasta el final abatimiento de la rebelión y la total extirpación del pecado, es también una demostración del inmutable amor de Dios.

El soberano del universo no estaba solo en su obra benéfica. Tuvo un compañero, un colaborador que podía apreciar sus designios, y que podía compartir su regocijo al brindar felicidad a los seres creados. "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios". Cristo, el Verbo, el Unigénito de Dios, era uno solo con el Padre eterno, uno solo en naturaleza, en carácter y en propósitos; era el único ser que podía penetrar en todos los designios y fines de Dios...

El Padre obró por medio de su Hijo en la creación de todos los seres celestiales. "Porque por él fueron criadas todas las cosas... sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue criado por él y para él". Los ángeles son los ministros de Dios, que, irradiando la luz que constantemente dimana de la presencia de él y valiéndose de sus rápidas alas, se apresuran a ejecutar la voluntad de Dios. Pero el Hijo, el Ungido de Dios, "la misma imagen de su sustancia", "el resplandor de su gloria" y sostenedor de" todas las cosas con la palabra de su potencia", tiene la supremacía sobre todos ellos. Un "trono de gloria, excelso desde el principio", era el lugar de su santuario; una "vara de equidad", el cetro de su reino. "Alabanza y magnificencia delante de él: fortaleza y gloria en su santuario". "Misericordia y verdad van delante de tu rostro".

Siendo la ley del amor el fundamento del gobierno de Dios, la felicidad de todos los seres inteligentes depende de su perfecto acuerdo con los grandes principios de justicia de esa ley. Dios desea de todas sus criaturas el servicio que nace del amor, de la comprensión y del aprecio de su carácter. No halla placer en una obediencia forzada, y otorga a todos libre albedrío para que puedan servirle voluntariamente (Patriarcas y profetas, págs. 11-13).

E. G. White

miércoles, 14 de julio de 2010

ANTES, ES PRECISO OBEDECER A DIOS.

Pero las parteras temieron a Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, sino que preservaron la vida abs niños. Éxodo 1:17.

En la vida de todo cristiano puede llegar el momento de adoptar decisiones éticas que pueden afectar a la salvación de la persona. Puede tratarse de situaciones tan delicadas como la que enfrentaban las parteras en Egipto, o puede ser algo tan simple como tener que decidir si actuar con honestidad o no. Lo interesante del caso es que toda situación ética es fácil mientras no se tenga que vivir día a día.

Alguien ha dicho: “Es más fácil morir por Cristo que vivir por él': Vivir la vida cristiana como el Señor espera no es fácil estando en el reino del enemigo.

Las parteras asumieron un riesgo enorme, porque podían ser delatadas y traicionadas. Pero, con todo, escogieron ser fieles a su conciencia y no cometer infanticidio. El acto de no matar a los niños hebreos era una intervención directa de Dios, porque al exterminar a los niños se acabaría la posibilidad de que el Mesías naciera y no habríamos sido salvos. Dios intervino para preservar su plan de la salvación.

De las parteras, que de una manera u otra tuvieron que ver con la preservación de la vida de Moisés, se puede decir con toda propiedad que escogieron sufrir con el pueblo de Dios. La fidelidad de ellas fue premiada posteriormente, porque la Biblia nos dice que “Dios hizo bien a las parteras” (Exo. 1:20).

Es importante vivir con el Señor hoy para poder hacer frente a las tentaciones del futuro, cuando nuestra fe será probada severamente. Hay hermanos que ya están pasando por esa prueba tanto colectiva como individualmente. Que nuestra oración sea a favor de los que sufren persecución por su fe. Uniones enteras de la iglesia están enfrentando situaciones difíciles a causa de la fe que profesan.

“Hemos de reconocer los gobiernos humanos como instituciones ordenadas por Dios mismo, y enseñar la obediencia a ellos como un deber sagrado, dentro de su legítima esfera. Pero cuando sus demandas estén en pugna con las de Dios, hemos de obedecer a Dios antes que a los hombres. La palabra de Dios debe ser reconocida sobre toda otra legislación humana... La corona de Cristo ha de ser elevada por sobre las diademas de los potentados terrenales” (FV243).

Éxodo 1:1-2:25; Juan 6:1-71

Pr. Israel Leito

martes, 13 de julio de 2010

UNA NUEVA CREACIÓN


Entonces Dios contempló todo lo que había hecho, y vio que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana, el día sexto" (Gén. 1:31)

¡Cuán hermosa era la tierra cuando salió de las manos de su Creador! Dios presentó delante del universo un mundo en el que su minuciosa mirada no pudo encontrar mancha ni error, defecto ni imperfección. Cada parte de su creación ocupó el lugar que se le asignó, respondiendo de este modo al propósito para el cual fue creada. Al igual que las piezas de una maquinaría, todo funcionaba en perfecta armonía. La paz y el regocijo santo llenaron la tierra. No había turbación ni conflicto. Ninguna enfermedad afligía al hombre ni a la bestia y el reino vegetal se manifestaba libre de mancha y corrupción. Dios contempló la obra de sus manos forjada por Cristo y declaró que todo era "bueno en gran manera". El Señor contemplaba un mundo perfecto, sin rastro de pecado ni imperfección.

Pero sobrevino un cambio. Satanás tentó a Adán y él cayó. Aquel que en el cielo había manifestado su deslealtad y fue expulsado, dio informes mentirosos de Dios a los seres creados y ellos lo escucharon y creyeron. Y el pecado entró en el mundo y con el pecado, la muerte. Al trabajar para Dios, hoy sufrimos las consecuencias de la deslealtad de nuestros primeros padres, y hasta el fin de la historia de este mundo nuestras labores serán más y más fatigosas (Carta 23, 1903).

Satanás había hecho de los hombres y mujeres sus prisioneros y los reclamaba como súbditos. Cristo sabía que ningún ser creado sería capaz de ser el intercesor del hombre, y él mismo entró en el fiero conflicto y luchó contra Satanás. El unigénito Hijo de Dios era el único que podía librar a los que estaban sujetos a Satanás por el pecado de Adán.

El Hijo de Dios accedió a que Satanás probara todas sus estratagemas contra él. El enemigo había tentado a los ángeles en el cielo, y después al primer Adán. Este cayó, y Satanás supuso que tendría éxito en entrampar a Cristo después que asumiera la humanidad. Toda la hueste caída contempló esta lucha como la oportunidad de obtener la supremacía sobre Cristo. Habían anhelado tener la ocasión de mostrar su enemistad contra Dios. Cuando los labios del Maestro fueron sellados por la muerte, Satanás y sus ángeles imaginaron que habían obtenido la victoria.

Fue el sentimiento de que pasaba sobre él la culpabilidad del mundo entero lo que produjo en Cristo una angustia indecible. En esta lucha mortal el Hijo de Dios podía depender únicamente de su Padre celestial; todo fue por la fe. Él mismo era el rescate, el don dado para la liberación de los cautivos. Por su propio brazo había traído salvación a los hijos de los hombres, pero ¡a qué costo para sí mismo! (Manuscrito 125, 1901).

E. G. White